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martes, 12 de septiembre de 2017

darse cuenta personales...

Me he dado cuenta de varias cosas últimamente...
 al principio no era muy consciente,
y resulta que de un tiempo a esta parte estaba "dejando de hacer" muchas cosas que habitualmente hacía...

Me refiero sobretodo a eventos sociales, diálogos en algunos encuentros, seguimiento mediático de actualidad ... suavemente me estaba retirando, sin acritud, como por falta de interés...

y ahora es que lo he pensado.

Creo que lo he pensado al extenderse (o notarse) en otro área, que por lo que parece, ni siquiera estaba considerando... me explico mejor. Se trata de las redes sociales, de contacto y comunicación on line y/o telemáticasHasta que lo noté, ni siquiera había reflexionado ni medio segundo sobre ellas y mi relación con ellas. Es como si siempre hubieran estado y fueran apareciendo nuevas opciones y posibilidades que con la alegría de sus ventajas ya estaba dicho todo.

Hay muchas razones por las que a mí, dando servicio, me interesa el escaparate que ofrecen y son. Sin siquiera notarlo se volvían una parte considerable de mis quehaceres cotidianos; y que por cierto captaba mucho de mi tiempo. Y ¿qué es lo que noté?

En principio fue una progresiva consciencia de lo muy abrumada, irritada, aburrida, tensa que el bombardeo de información me tenía. Especialmente cuando estaba usando el recurso para difundir una información o convocatoria... me agotaba... ¡Hay tanto! Todo el mundo tiene algo que decir. Es incesante. Más expuesta estaba, más enmudecía yo... Se me quitaban las ganas de decir nada... lo cuál me es muy inconveniente.

Aprendí en la facultad que el exceso de información es la segunda manera de desinformación.

De algún modo vi que, tal cómo me sentía yo, claramente no era mi forma. Un uso puntual y relajado,  selectivo, y marcando mis normas y límites, sería mi nuevo abordaje a las ventajas de tales herramientas de difusión y comunicación.
(No me extraña que sea un nuevo tipo de trabajo... poco grato, además, según yo lo vivo)

Luego han venido otros obstáculos. Del tipo no seguir la moda, no potenciar el negocio, no estar disponible para quien considera que debes estarlo a toda hora, no estar al tanto de lo que dice no sé quién o le ha pasado a no sé cuál... y tal vez también el hecho de lo inconcebible que a algunos les parece (eso he observado) llegando a considerar que renuncias a demasiado o que te pierdes lo que ellos más disfrutan...

Notifico sobre mi renuncia que no la siento como tal. Para mí es la recuperación de un rango de salud que antes había perdido sin notarlo y progresivamente.

E informo también que celebro el disfrute ajeno. No tengo ni un poco en contra. Si te hace bien ¿por qué no disfrutarlo?

Sólo, a veces, echo un poco en falta la presencia atenta de aquellos con quienes comparto... los que reservan parte de su atención a las alarmas, avisos y notificaciones...
Se me ocurre que a lo mejor no es tan disparatado que haya un tiempo para cada cosa y que es sano renunciar al menos a la neurosis de estar a todo y en todas partes en todo momento. Yo, particularmente, junto a estos darme cuenta, he desarrollado la afición a los encuentros en que se concentra la atención en el encuentro en sí y en compartir lo que durante él ocurre... si bien he aprendido que a veces, para algunos, esos avisos son parte de lo que ocurre...